Hipocampo
Comunicaciones para un diálogo en COP25
viernes, 5 de enero de 2024
jueves, 20 de julio de 2023
domingo, 28 de mayo de 2023
Memoria y nuevas ideas de Caos Climático en COP25.
Memoria y nuevas ideas de Caos
Climático en COP25.
Rainer María Hauser.
"Las
sociedades humanas pueden ser concebidas como un vasto sistema de
comunicaciones, en el cual hay intercambio de mensajes entre grupos e
individuos, a tres niveles distintos, pero complementarios e interrelacionados:
reproducción, producción y lenguaje".
Claude
Levi-Strauss, Anthropologie Structurale. Plon, Paris, 1958.
Recién en marzo
de este año, luego de afianzar las formas de financiamiento y diseñar su
distribución entre privados, el gobierno anunció la realización de la COP25 en
Chile. Desde que fue así acordado, por decisión de las naciones miembros de la
Convención Marco de Naciones Unidas de Cambio Climático (CMNUCC), por el retiro
de Brasil, en COP24 de Katowice, en diciembre 2018. Advertimos, en distintas
publicaciones, que el retardo en informar y la ausencia de canales adecuados,
significaba desaprovechar las posibilidades de generar plataformas
participativas de participación ciudadana, que permitieran establecer una
relación más estrecha entre ciencia ciudadana y política, para hacer frente al
mayor problema de supervivencia global que ha enfrentado el planeta. Sin
embargo, no era justo sorprenderse, considerando la historia de secretismo con
que se ha manejado tradicionalmente desde el Estado, todo lo que tenga que ver
con las Relaciones Exteriores de Chile, dentro de la potestad de las cuales
radican las relaciones con la CMNUCC.
A partir de
entonces, el Colapso Climático, no ha cesado de inundar los media informativos,
cotidianamente, generando una verdadera sobrecarga de información relativa, muy
bien recogida por las empresas, universidades y organizaciones de todo tipo, que
de pronto aparecen llenos de especialistas sobre el Cambio Climático, lo que no
se condice con el silencio y la inactividad con que la sociedad chilena
consideraba el problema anteriormente, pese a estar instalado en la agenda
internacional desde la Cumbre de Río, en 1992 y específicamente desde 1994,
cuando en Berlín, Alemania, se realizó la primera Convención Marco de Naciones
Unidas de Cambio Climático (CMNUCC), o COP1 por las siglas en inglés de
Conferencia de las Partes.
Más allá de los
esfuerzos aislados de las instituciones académicas y organizaciones de la
sociedad civil, por informarse desde medios internacionales del Cambio
Climático y de participar en la medida de sus posibilidades, por conseguir
financiamientos internacionales para sus proyectos y comunicar en sus páginas
web del avance de sus investigaciones y trabajos, debemos reconocer que no
hemos sido capaces de integrar la información internacional y los trabajos
realizados en una perspectiva sinérgica de acción conjunta, de Gobernanza
Policéntrica, para poner de manera sistemática al alcance de la sociedad toda,
la urgente realidad del Cambio Climático.
Es evidente, que
habiendo convertido a la educación en un apéndice del mercado y siendo los
mayores intereses económicos del mundo, generados por las industrias de
hidrocarburos fósiles, sustento del modelo capitalista, no teníamos muchas
posibilidades de crear conciencia de lo necesario del cambio estructural
requerido. Por otra parte, el monopolio de los media y las comunicaciones, en
manos de los mismos poderes económicos, dificulta enormemente que la conciencia
de la realidad se transmita entre nosotros.
La realización
de la COP25 en nuestro país, transformará a Chile en el centro mundial de las
miradas internacionales sobre Cambio Climático. Esto es mucho más que una
simple tarea de gobierno, que permitirá a nuestros funcionarios una posición
destacada y plena ocupación de la capacidad hotelera de Santiago para las
fiestas de fin de año. Tiene que ver con tres temas fundamentales que se han
destacado desde los Acuerdos de Paris el 2015, que se han hecho más urgentes
desde entonces en la COP23 y que adquieren plena formulación en octubre del año
pasado, con la entrega del informe especial SR15
del IPCC.
1. Absoluta
seguridad científica de las causas antropogénicas (eufemismo para decir el sistema
histórico de producción y consumo capitalista), del Cambio Climático.
2. De la
urgencia del llamado, a tomar decisiones políticas coherentes con la
información científica: el secretario general de UN ha sido muy claro, nos
quedarían 12 años (ya son 11…) para no alcanzar cifras de recalentamiento
terrestre irreversibles.
3. Que por
pequeña que la contribución de cada quién y sectores específicos de la sociedad
pudiera ser, todos somos llamados a hacerla: medio °C de aumento global de la
temperatura, impactará en la vida de millones de personas. Como dijo el
Secretario General de UN, “todos estamos llamados a aumentar nuestros esfuerzos,
para que nadie sea dejado atrás” y ello refiere a gobiernos, universidades,
empresas, organizaciones y personas.
Tal como desde
el nombre, el informe científico especial del IPCC (SR15) lo señala, los
efectos visibles y dramáticos del Cambio Climático, se dan en un mundo dividido
como nunca antes, entre ricos y pobres. Un informe reciente de la ONG internacional Oxfam lo
señala: el año pasado el 1% más rico del planeta ganó US$2.500 Millones al día,
mientras al 10% más pobre, perdía US$ 500 M. Las 82 personas más ricas del
globo tienen el mismo ingreso que toda la mitad más pobre: 3.700 millones de
personas. En una proyección de junio, la Reserva
Federal de Norteamérica, FED, que abarca desde el año 1999 al 2018, la
cifra refleja las dimensiones astronómicas de esta catastrófica realidad global:
en este período, el 1% más rico, ha tenido ingresos por 21 trillones de US$, la
mitad más pobre, ha perdido US$ 900 billones. Como sabemos, esta realidad no
nos es ajena en nuestro país, donde somos el país con mayor desigualdad
económica de la OCDE.
Sabemos que las
expresiones concretas de este hecho, son cotidianamente visibles, en los
territorios y localidades, donde a través de estructuras legales y
constitucionales, perfectamente concebidas para ese fin, el modelo que
considera a la naturaleza como un recurso económico, permite arrasar cada vez
más con el bien común en beneficio de la propiedad privada.
Un poco menos,
aunque se empieza a hacer conciencia, se sabe de cómo esta realidad afecta la
salud física y social de las personas. Los estudios en el Reino Unido, de los
"determinantes sociales de la salud", recogidos en algunas
experiencias en nuestro país, a principios de los 2000, aunque posteriormente
interrumpidos por no tener los apoyos políticos necesarios, son una buena
puerta de entrada a esta problemática, que de todas maneras ya ha cobrado
reconocimiento.
Desde principios
de año, hemos publicado semanalmente artículos en Pagina 19, tratando de llamar la
atención sobre esta realidad, que no hemos alcanzado a bien dimensionar en
nuestro país. Limitados por la ciega ambición de riqueza cortoplacista de unos
y constreñidos por el discurso socialdemócrata dominante de lo políticamente
correcto, al cual debieron sumarse los otros, la sociedad chilena está lejos de
dimensionar la gravedad del desastre climático que nos afecta como especie y
que, junto a las demás formas de vida, nos pone en el umbral de la extinción.
Nuestras acciones han entrado con facilidad, a ocupar únicamente el ámbito
formal y propagandístico de los gobiernos de turno, sin traducirse en las
acciones urgentes y efectivas que la sociedad toda requiere.
Sin duda que
como se reconoce en los organismos especializados de UN, el primer paso
necesario para revertir esta situación y recoger el principio de la resiliencia
para hacerle frente, movilizando todas nuestras capacidades en el máximo
esfuerzo, es la creación de capacidades y una estrategia comunicacional que
haga claridad sobre las condiciones reales de lo que pasa. Esto no puede sino
ser una tarea colectiva.
Una plataforma
de transmisión que permitiera sinergia entre los distintos esfuerzos de
universidades, organizaciones de la sociedad civil y eventualmente mediación
con las instituciones de gobierno sería una acción tan apropiada como
necesaria, para contar con un cuerpo autónomo que permitiera actualizar, hacer
proposiciones, seguimiento y evaluación a la COP25, en Chile.
El llamado a
coordinar una acción vital y colectiva de éste tipo y establecer sugerencias,
para ser difundidas, discutidas y sancionadas de manera lo más amplia posible
-de acuerdo a estrategias y modalidades consensuadas-, con la comunidad
científica, sus diferentes facultades académicas, los empresarios, los
trabajadores y las organizaciones de la sociedad civil, así como con el
gobierno y los servicios, requeriría un cambio fundamental en nuestra
gobernanza, y en la forma en que se toman las decisiones.
Paradojalmente,
tenemos que decir que el país, ha concebido instrumentos políticos y legales
para superar esta situación y que así no todo está perdido, aunque su
implementación se ha visto naturalmente retardada, ya sea por oposición franca
de ciertas autoridades, como por carencia (precisamente) de instrumentos de
deliberación participativos, que respondieran a su concepción política de
avanzada. Prácticamente desconocido por motivos políticos, pasó el Instructivo
Presidencial N°007 de la presidente Bachelet, de agosto del 2014, que
actualizaba la Ley 20.500 de participación ciudadana, corregía las normas de
participación ciudadana de los servicios del Estado y creaba los Consejos
Consultivos de la Sociedad Civil, dando un paso más allá hacia el carácter
necesariamente vinculante que debiera tener
la participación ciudadana, si quisiéramos efectivamente corregir desde el
Estado, la deficiencia intrínseca que supone hacer participar a la gente sobre
la marcha de la institución y luego no contemplar sus opiniones.
Es conveniente,
sobre todo en tiempos de tanta oscuridad política, y de avances tan grandes y
veloces del Desastre Climático, rescatar que personas del gobierno anterior,
trabajaron para desarrollar los principios contemplados en esos instructivos,
que inequívocamente establecían formalmente
la necesidad de pasar desde la actual "democracia
representativa", hacia una etapa superior de "democracia
deliberativa", lo que bien vistas las cosas, de haber desarrollado campañas
de enseñanza específicas, que hubieran contemplado el diálogo y la
retroalimentación, nos habrían puesto en un excelente pie, para afrontar desde
el gobierno los problemas derivados de Campo Climático, que a distintos
niveles, son problemas de gobernanza.
Así, a la lógica
de toma de decisiones “top down”, de especialistas hacia el público, que no
tiene más asidero social, habría que permitirse crear una tan importante como
necesaria contribución al diálogo y la sinergia social, en la perspectiva de la
creación de capacidades, para "aumentar nuestra ambición de hacer frente al
Cambio Climático y que nadie sea dejado atrás" (secretario general de
NU).
Por otra parte,
la intuición de proponer una forma concreta de retroalimentación en la figura
del hipocampo, para graficar nuestra idea, no está exenta de significados. Sin
pretender otra cosa que proponer elementos de “eficacia simbólica[1]”
que alimentaran el “cauce semántico[2]”,
en el cual así no tengamos plena conciencia, somos conducidos, referiremos muy
brevemente a la doble propiedad de este Hipocampo: órgano interno de nuestro
cerebro y externo a nuestra especie, la del caballito de mar. En efecto, así
llamada por analogía formal con el citado animalito, esta zona del cerebro, parte
del sistema límbico, ubicada por debajo del hipotálamo, es a la vez
depositaria de la memoria y el lugar donde se generan de nuevas células
cerebrales o neuronas, que hasta no hace mucho se creían en cantidad fija al
momento del nacimiento y que sólo se iban perdiendo en el curso de la vida.
Ahora se sabe que ello no es así y que el lugar donde se reproducen nuevas neuronas,
es el hipocampo.
Y en lo que
concierne al hipocampo, caballito de mar,
es digno de destacar que éste es uno de los pocos ejemplos en el reino animal,
en el cual el macho da a luz, reificando lo que en el resto de las especies
vivas y con tanta dificultad de comprensión entre los géneros, sólo aparece
como una relación exclusivamente simbólica. En tiempos en que el mercado
capitalista del trabajo y del consumo ha sembrado tanta incomprensión,
virulencia y oposición entre hombres y mujeres, en evidente desmedro de los
niños, esperaríamos que proponer esta figura al pensamiento, pudiera jugar un
rol de catalizador de instancias comprensivas y de superación de diferencias
entre los géneros, contribuyendo así a concentrar todas las energías sociales
para enfrentar debidamente los problemas del colapso climático, que pese a lo
externo de sus manifestaciones, no son otros que los de la división del trabajo
y de la propiedad privada.
No quisiéramos
terminar estas letras que en rigor más que de comunicación, son de
“transmisión”[3],
sobre la necesidad imperiosa de realizar cambios profundos en nuestras
percepciones y hábitos societales e institucionales, para poder diseñar
respuestas efectivas a las amenazas que hace evidente el Desastre Climático, sin
referir a una noticia de actualidad, que apunta precisamente a las
transformaciones políticas que se están produciendo en el mundo.
El día 4 de este
mes de octubre, y dando continuidad al programa de acción trazado a principios
de año por el presidente de Francia, E.Macron, para neutralizar las masivas y
continuas manifestaciones populares que se iniciaron con los “Gillets Jaunes”
(chaquetas amarillas), por alzas de impuestos y condiciones laborales y de
salud y que pronto se vieron enriquecidas por las manifestaciones de los
estudiantes, Extinction Rebellion y otros, por la Emergencia Climática, el
gobierno llamó a un Gran Debate Nacional, en el cual a través de reuniones y
medios virtuales, participaron dos millones de personas.
Probablemente la
decisión más importante tomada entonces, fue la creación de una Convención
Ciudadana para la Crisis Climática, que, por medio de este ejercicio de
Democracia Directa, los ciudadanos, que representarán la diversidad de la
población francesa, determinarían las medidas necesarias para luchar contra el
Desastre Climático, las cuales serían propuestas al Consejo económico social y
medioambiental, para llevarlas a cabo.
Más notable, que
la Democracia Directa para abordar los problemas de la Crisis Climática, ha sido,
sin embargo, que para elegir a sus representantes, este tipo de Asamblea
Ciudadana, siguiendo el ejemplo de la elección de magistrados en la Grecia
Clásica, ha implementado una selección al azar.
150 representantes de todos los sectores, hombres y mujeres, entre 16 y
80 años, agricultores, estudiantes, obreros, empresarios, empleados y cesantes,
provenientes de todas las regiones de Francia, en función de su peso
demográfico, tendrán que ver como reducir las emisiones de Gases Efecto
Invernadero, en un 40%, de aquí al 2030, en un espíritu
de justicia social.
Este año, previo
a la implementación de los acuerdos de Paris, habrá entonces visto las mayores
concentraciones de CO2 en la atmósfera más enrarecida que jamás ha habido, las
mayores temperaturas extremas, los mayores deshielos de las calotas polares,
las más intensas olas de calor, las más graves sequías, los incendios
forestales más devastadores y la mayor pérdida de diversidad biológica. Al cabo
no puede sino ser normal que los seres humanos, siendo parte de la naturaleza,
reaccionen en todo el mundo oponiéndose al sistema capitalista, de maneras que
no han sido las que nos habían enseñado como las únicas posibles.
RMH.
07/09/19